Fuente: Goal.com
Nos ha pasado en muchas ocasiones que hemos entrado a una
competencia, muchas veces sin querer y otras veces con el deseo conocer
nuestros límites y entramos en la dinámica de no dejarnos vencer por lo que se
nos ocurra en ese momento y lo que deseamos a toda costa en ganarle a nuestro
inmediato competidor, siendo que estuvieras en la posición número 99 sobre 100
participantes.
A nadie le gusta
perder, sobre todo en algo que supuestamente lo sabemos hacer bien pero analice
esto estimado lector, ¿realmente termina perdiendo?, ¿o se le ofrece otra oportunidad
para mejorar y volverlo a intentar?
Les voy a llevar a 1998, Mundial de Futbol, en el cual
Francia vence 3 por cero a Brasil, con dos soberbios goles del que sería el
mejor del mundo, Zinedine Zidane. Pero no venció a cualquier equipo venció al
equipo que llevaba todos los partidos ganados y además al mejor del mundo en ese
momento, el fenómeno Ronaldo. Fue la peor noche para todo el equipo brasileño y
principalmente para el atacante que fue altamente cuestionado por haber jugado,
supuestamente por no estar en las condiciones de juego optimas.
¿Acaso perdió realmente
el equipo brasileño, o simplemente fue una lección deportiva? Lo que sucedió para
el mundial siguiente es historia, Ronaldo llega a la final a disputar con
Alemania y marca dos goles que lo hacían acreedor a ser uno de
los máximos artilleros de todos los mundiales y además obtenía la Copa del
Mundo 2002.
Fuente: garrinchamagazine.wordpress.com
Con esta analogía, lo que deseo hacer es que, en el momento
oportuno nos damos cuenta que no hemos perdido sino más bien que aprendemos de
nuestros errores para poder mejorar día a día, porque todo lo ocurrido se basa
en la experiencia y eso queridos amigos no se puede adquirir en un centro
comercial.
Así que cuando piense que las cosas están perdidas, déjeme recordarle,
¿para qué nos caemos? Para volvernos a levantar.
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