El logotipo no cuesta, lo que cuesta es el trabajo para hacerlo.
A principios de la carrera de diseño gráfico, uno de los ejercicios que son imprescindibles a desarrollar es del logotipo, se empieza por elaborar bocetos, un sin numero de propuestas para poder encontrar el más adecuado o el que más se asemeje a los requerimientos del cliente. En los primeros años, se tiene la mala costumbre de hacer lo que el cliente desee y no lo que el profesional le dice. Es como ir a un hospital y decirle al doctor que le cambie la receta porque no está de acuerdo en lo que le indica.
Muchos de esos casos, son diarios, no solo de los recién graduados o ingresados en la carrera, ocurren también profesionalmente, porque el diseñador se encuentra en la disyuntiva de hacer lo que cree o perder al cliente, porque esta persona que está pidiendo un trabajo tiene la decisión de no escuchar al profesional y simplemente hacer lo que le venga en gana.
Pero analicemos lo que ocurre:
- El diseñador no cuenta con un proceso definido del trabajo, porque en muchos casos, se ha valido de decir que la “inspiración” le ayudo a diseñar. ¿En donde están los pasos a seguir?, ¿en donde está la política de explicar al cliente cual va a ser el resultado esperado?, ¿tiene algún objetivo en realizar dicho trabajo?. Estos procesos vienen desde la base, ósea desde las misma instituciones educativas que deben de incentivar a que los profesionales definan su propia metodología de trabajo, es un importante factor a la hora de tomar una decisión profesional.
En el instante que un diseñador gráfico cuenta con metodología, el resto de la competencia se viene abajo, porque el cliente conocerá la diferencia entre un novato y uno que tiene claro hacia donde llevar el trabajo asignado.
Este detalle, sólo le incumbe al profesional de la carrera, nadie podrá tener la autoridad de definir un proceso, mucho menos el cliente indicar que hacer.
- El objetivo que se plantea el cliente para el desarrollo de un logotipo, es uno de los factores importantes, ¿como podemos definir hasta donde llega nuestro servicio, si el cliente no tiene claro su mensaje?, ¿qué desea comunicar?, ¿cuál es su comunidad?, ¿segmento de mercado? y un sin numero de preguntas que se debe de hacer el cliente antes tomar un decisión para el desarrollo.
- El cliente, es y será una de las dificultadas que tendrá todo profesional que ejerza esta profesión principalmente por el desconocimiento del proceso de trabajo y porque todo este enrollo, tiene que ver con percepción y eso querido lector, es y será difícil de controlar principalmente porque existen muchos factores para la toma de decisión.
Por ello se considera, que establecer los parámetros necesarios para el desarrollo de cualquier trabajo gráfico, el cliente podrá identificar y conocer que metodología se va a usar. Esto fortalecerá el servicio que se presta al cliente y podrá generar una mejor relación cliente-profesional.
Cabe mencionar que no existe una formula secreta para convencer al cliente de hacer lo que nosotros creamos conveniente pero tomemos la medida de poder solventar nuestra idea basada en algo tangible para la implementación de la misma.
En ocasiones hemos hablado que las personas no son un numero o un fan, sino más bien la identificación de las emociones son la que priman al elaborar una idea de comunicación. Pero si ésta es mezclada con data o estadística relevante, la toma decisiones va a ser menos tensa para nuestro cliente.
En base a ello hay ciertas consideraciones:
- En todo trabajo creativo, es necesario que el cliente este involucrado. La vorágine diaria de nuestro trabajo hace que nos volvamos mensajeros de comunicación de nuestro cliente y no se encuentre específicamente entrenado para que la idea estratégica se filtre y pueda salir adelante.
- El proceso es primordial, si el cliente no conoce lo que deseamos presentar, no va aceptar nuestra primera idea.
- No siempre las primeras ideas son las mejores, debemos de concentrarnos en elaborar un promedio de tres ideas para que el cliente tome la más adecuada.
- Los “frankenstein” de la comunicación se fuerzan en el momento de hacer la combinación de la idea, el cliente quizás le guste las tres ideas pero si no está sustancialmente justificada y definida los objetivos de la misma, se crearan estos monstruos que solo perjudican la comunicación de la marca.
- No podemos hacer felices a todos, en ocasiones de la toma de decisión no solo pasa por una persona, sino por varias pero al tener un infiltrado en la propuesta ósea el cliente que hablo con nosotros, que nos prepara el terreno para la decisión final, que en ocasiones son los gerentes financieros, generales, marketeros y demás, tenemos una alta probabilidad que pueda defender su idea, nuestra idea, la del profesional junto con la del cliente.
Hemos tocado un punto al momento del desarrollo de una pieza de comunicación, no debemos dejar a un lado a nuestro consumidor más importante que es el consumidor final. Sin él, ninguna decisión de comunicación vale, simplemente nuestra comunicación estaría sin relevancia para la persona más importante de nuestra empresa.
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